Låttexter: Mecano. El Uno, El Dos, El Tres.
(J. M. Cano)
Ese dia un dia llegara
no sera pronto ni tarde;
cuando no queda cerilla ya,
es el dedo lo que arde.
Lo que sube habra de descender,
y aunque mientras la escalada
no es cuestion de mirarse a los pies,
no se yo si esta cordada
ha pensado en la bajada.
Que si ese dia la tortilla da la vuelta,
vereis que pocos nos quedamos en cubierta.
El uno, el dos, el tres
y para de contar,
que al escondite ingles
se han puesto los demas.
El uno, el dos, el tres
y para de cantar
porque a ninguno le interesa escuchar.
Aunque en foto aparentemos mas,
somos solo tres polillas
que de tanto dar contra el cristal
se han colado en la bombilla,
hasta que la luz de este quinque
ya no sea lo que era,
y se encienda solo para que
se la vea desde fuera,
como la de la nevera.
Si de ese cuajo la tortilla da la vuelta
vereis que pocos nos quedamos en cubierta.
El uno, el dos, el tres
y para de contar
que al escondite ingles
se han puesto los demas.
El uno, el dos, el tres
y para de cantar
porque a ninguno le interesa escuchar.
Y quiza volvamos al local
a cantar para nosotros,
lo de "Hoy no me puedo levantar",
y dejar que esa chorrada
nos empane la mirada.
Lagrimas de agua pasada,
despintando la fachada
Ese dia un dia llegara
no sera pronto ni tarde;
cuando no queda cerilla ya,
es el dedo lo que arde.
Lo que sube habra de descender,
y aunque mientras la escalada
no es cuestion de mirarse a los pies,
no se yo si esta cordada
ha pensado en la bajada.
Que si ese dia la tortilla da la vuelta,
vereis que pocos nos quedamos en cubierta.
El uno, el dos, el tres
y para de contar,
que al escondite ingles
se han puesto los demas.
El uno, el dos, el tres
y para de cantar
porque a ninguno le interesa escuchar.
Aunque en foto aparentemos mas,
somos solo tres polillas
que de tanto dar contra el cristal
se han colado en la bombilla,
hasta que la luz de este quinque
ya no sea lo que era,
y se encienda solo para que
se la vea desde fuera,
como la de la nevera.
Si de ese cuajo la tortilla da la vuelta
vereis que pocos nos quedamos en cubierta.
El uno, el dos, el tres
y para de contar
que al escondite ingles
se han puesto los demas.
El uno, el dos, el tres
y para de cantar
porque a ninguno le interesa escuchar.
Y quiza volvamos al local
a cantar para nosotros,
lo de "Hoy no me puedo levantar",
y dejar que esa chorrada
nos empane la mirada.
Lagrimas de agua pasada,
despintando la fachada
Mecano
Mecano
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